Antía después de
encontrar la solución al clon de Lázaro.
No se reconoce, ni sabe en qué planeta está. Dado que el extraño chico,
conoce su nombre y como si la conociera de toda la vida.
Ella, preocupada
le pregunta por su nombre y que hace allí.
- Hola Antía, por fin te he encontrado.
- ¿cómo? Responde ella.
- Si, amiga del alma. Es que ya no me
reconoces. Yo soy Jonatan a quien conociste en la facultad.
- Jonatan… Jonatan… No recuerdo ese nombre.
- Si te desnudas y ojeas tus nalgas, verás que
tienes una J y una A enlazadas por unos aros atravesados con una lanza. Ella,
ni corta ni perezosa, se mira las nalgas sin motivo aparente y descubre que, en
realidad, si tiene grabado muy diminuto lo que él le dice.
- Te das cuenta
de lo que llevas? Es que te lo hice yo mismo, hace muchos siglos.
- ¿Cómo que
siglos?... Dirás años.
- Si, si siglos. Lo puedo demostrar. Escucha princesa… ¿En qué otro mundo de raras
cerezas oíste mi voz? ¿En qué planeta sideral y de nieve, pudiste ver para
saber dónde estabas?… ¿Te acuerdas?
- No, nada en
absoluto.
- Intentaré
ilustrarte. Yo era raíz de rosa, y me regabas... Tú, el nervio de mis ojos, nos
perseguíamos atravesando cuerpos de venas y latidos por pieles de animales, por
estambres, escamas, esqueletos y cortezas. Cincelábamos torres, éramos dos en
uno con espíritu de lágrimas y sonrisas.
- No recuerdo
nada de eso, amigo. No sé qué historias me cuentas. ¿Pero no entiendo como
sabes tanto de mí y por qué llevo este tatuaje?
- Simplemente que
éramos como el día y la noche; lo claro y lo oscuro, las raíces de otro mundo.
- Cada vez me lo
pones peor, Jonatan.
- Has dicho mi
nombre. Eso ya es algo…
- Y por qué me
cuentas todo esto… así de repente. Si ni tan siquiera sé quién eres, ni de dónde
vienes.
- Quizás porque
es hora de que regreses a tu mundo. Porque eres el símbolo de la risa, el
cristo del amor, la humildad eterna.
- Si eso es así. ¿Quién
soy? ¿De dónde vine? ¿A dónde voy? ¿Y por qué ahora me necesitan?
- porque…
por…que… porque… soy tu hermano de sangre. Somos del planeta Sirius y si no
vuelves nuestro mundo dejara de existir. Allí también tenemos oxígeno y agua
como en este planeta Tierra. Pero los invasores de Policarpio y sus hermanos
quieren destruir las galaxias –incluida la Tierra- Vengo a recogerte y llevarte. Mis días
terminan y alguien debe gobernar y dirigir el imperio contra nuestros enemigos.
Tú eres la reina por sangre y conoces todos los trucos para vencerlos.
Quino© 2023
Derechos Reservados.
Pero que imaginación, me ha gustado. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias Teresa por tu apoyo. Besos y buen comienzo de semana.
EliminarHoy mas oportuno que ningun dia el titulo, "con amor todo es posible", solo hay que saber calibrar el amor. Un abrazo
ResponderEliminarEstupendamente visto Ester. Gracias por ello.
EliminarAbrazos enormes.
Cada vez más interesante esta historia. Esperaré dos entradas nuevas para leerlas de corrido y regresar con mi lente detectivesco. Ten bonito despertar y a esperar la nave salvadora... Gran abrazo Joaquín.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ceci por verlo al estilo Holmes o de Agata Christie. Espero que al menos sea ameno amiga. Un cálido abrazo a través del océano
EliminarJoaquín, impresiona me tienes amigo...Recoges el sentir y sabiduría de los siglos. El ser humano con su magistral memoria llega a sacar del olvido a su hermana para llevarla a su planeta...Ojalá pudiéramos recordar nuestras anteriores vidas y ancestros, tendríamos más claro nuestro destino y meta.
ResponderEliminarTe agradezco tu visita y te dejo mi abrazo entrañable, compañero de letras.
Muchas gracias por tus palabras y por la confianza depositada en mis posts, amiga. Uno en cuestiones de inspiración traslada lo que ve, lo que percibe, lo que escucha, lo que va en mis pensamientos y fiel a ello con más o menos acierto salen estas cosas.
EliminarAbrazos afectuosos Ma. Jesús y que sigas escribiendo como solo tú sabes. Feliz noche de domingo.