Desengaño

 

Vídeo editado y recitado por Quino



Me piden que haga un trabajo sobre el desengaño… Y todavía no sé como empezar… ¡¡Oh my God!! ¿Qué puedo presentar como algo digno de mención? 

Las palabras me invaden y no sé por donde empezar. Vaya día, vaya momento más bobo. Pero aquí me encuentro como un tonto en apuros sin saber que escribir.

Bueno y si voy colocando palabras, luego las uno con frases puede que al igual que una ecuación matemática me aporte una solución. En fin, voy a ello…

Recuerdo que dentro de mis vicisitudes tuve varios desengaños y quizás alguno de ellos puede que tratándolo con toda la espontaneidad, ofrezca lo que quiero mencionar. De repente, me vino a la cabeza que en algunos de mis viajes me había sucedido de todo. Quizás el de Dubrovnik sea bueno. He aquí que en uno de los días de dicho viaje, salimos varios amigos en una barca, previo pago al patrón para apreciar el mar de la zona y la muralla que como vestigio se levantaba en la costa. Después ya de pasar una hora y media resulta que un chico se cae de la muralla hacia las rocas. Nadie se percataba de lo que pasaba y di un grito al patrón de la barca. Oiga señor, pare por favor!! No se dan cuenta de que ha caído un joven de la muralla y creo que puede estar muerto. El patrón me dice:

- No te preocupes chico ya que esto por aquí sucede cada día. Perplejo y asombrado, le digo:

- ¿Cómo? ¿Es qué aquí no hay humanidad? ¿no se ayudan entre ustedes?... 

- Somos demasiados bichos vivientes y uno menos siempre es mejor. Así podemos alimentarnos otros mejor.

- ¿Está de guasa? Le dije.

- Me responde otra vez con toda la parsimonia del mundo. Si lo que te acabo de decir. Es más, si tus compañeros tampoco están por la labor. ¿Por qué vamos a ayudarte? me quedé anonadado. Pero ni corto ni perezoso, me lancé al agua y nadé hasta donde había caído el joven. Cuando llegué su cuerpo flotaba y estaba completamente hinchado. Lo cual reflejaba que su vida podría haberse acabado. Sentí unos gritos y lloros de una mujer. Ella estaba alertando a los vecinos de que su hijo había caído al mar. Hice todo lo posible con los primeros auxilios que conocía… más después de muchos minutos aprecié que no tenía pulso en su muñeca. El corazón tampoco latía. Era pavoroso. Los vecinos no salían de sus casas y mientras tanto se acercaron mis compañeros como el patrón de la barca y aún tenían más que hablar, como si les hubiera fastidiado el viaje de placer del cual también formaba parte. Visto lo visto y que nadie movió un dedo, ni la vecindad, ni mis compañeros ni patrón. Ya no sabía que hacer. La desesperación fue tal que con rabia les dije:

- Tan pronto lleguemos al hotel me quiero ir de este lugar. ¿Dónde está vuestro corazón? ¿qué clase de gente sois? Dios mío. Yo que pensaba que venía con personas con valores, con determinación, con un poco de humanidad… Me encuentro con verdaderos animales que ante un hecho tan cruel os quedáis, así como si no pasara nada. Vaya calaña con la que estoy. ¿Qué mundo nos espera? ¿Así es como concebís la vida?... No habéis pensado, en ningún momento que si nos pasara a cualquiera de nosotros ¿Qué diríamos en casa a nuestros padres?... Bueno ya inventaríamos algo. Tuve la paciencia de San Job y después de llegar del viaje a nuestras casas, nunca conté nada de lo sucedido. Dejé de salir con aquellos egoístas, que más que amigos eran diablillos y el desengaño fue tan grande que durante meses me costó socializar y volver al mundo real. Más aprendí algo nuevo que la amistad no es jugar cuando uno quiere, no es salir en grupo, no es hacerse el gracioso, no es nada de lo que había visto hasta aquel entonces, si no atraviesas un camino lleno de pétalos y espinas como la flor que germina, brota hasta florecer rosas en su esplendor (a pesar de la intemperie, de demasiado calor, de la nieve o las tormentas desatadas de la naturaleza). En una palabra, que si uno no encuentra en su recorrido espinas y suaves pétalos; todavía no conoce la lima que pule pero no hiere, la mano que acompaña pero no fuerza, la cadena que sujeta pero no esclaviza, ni la ternura que protege pero no avasalla. 



Joaquín Lourido 
Quino© 2022 
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Comentarios

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias Rykardo por tus bellas palabras.
      Abrazos poéticos.

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  2. Hay mucha inhumanidad, y no se explica, pero es así, el desengaño hacia personas es muy común.

    Un abrazo, Joaquín.

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    1. Tan común como amar a una persona... Albada. Lo sé. Esperemos que el positivismo impere.
      Un cálido abrazo, amiga y feliz semana.

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