Recuerdo vagamente aquel frondoso oasis
y tus ropas azules como el añil del mar.
El sol, en el desierto, calcinaba los huesos
y se hundía en la arena. Lava ardiente y mortal.
En tus ojos, la noche se miraba, curiosa...
asombrada de ver su negrura brillar.
Y, en los míos, tus ojos encendían la llama
que dio luz a la noche con su dulce mirar.
Dulce, como tus labios; dos dátiles jugosos
que fueron mi alimento, mi energía, mi paz...
Néctar que, me ha llevado en este largo viaje
a través de la inmensa y eterna soledad.
Y, tan sólo la noche, tachonada de estrellas
o el mar, con su profunda y extensa inmensidad,
se asemeja al desierto donde encontré en tus
manos, tus ojos y tus labios...mi oasis de verdad...
Derechos Reservados.
Poema deslumbrante que me fascinou ler.
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Cumprimentos cordiais.
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Pensamentos e Devaneios Poéticos
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Gracias por tu opinión, amigo. Abrazos poéticos.
EliminarUn oasis cierto, no se puede pedir mas, bueno leer despacio tus versos que tanto saben de amor. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bonito, Joaquín. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Chema por valorar mis letras.
EliminarUn cálido abrazo.
Sublime. Suaves metáforas evocadoras...
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Fanny por valorar mis letras.
EliminarUn abrazo.
Un oasis especial y lleno de amor. Buenas noches Joaquín.
ResponderEliminarNunca mejor dicho, Malania. Gracias por ello.
EliminarBuenos días y feliz cumple !!!
¡Hola!
ResponderEliminarHermoso poema, la declamación impecable.
Saluditos
Gracias Yessy por tus palabras.
EliminarUn abrazo y buen comienzo de semana.