24 horas de leyenda (Capítulo III y último)

 

Vídeo en directo

En un momento los sentidos más comunes se juntaron; por un lado la soledad, la ambición, la timidez, la nobleza, la generosidad, el don de gentes, lo ordenado con el sexto sentido femenino, la delicadeza, la valentía, el sentido de humor, el verse valorada, sinceridad, complicidad, el raciocinio, etc. Y ya de camino los dos hacia la fiesta iban ambos charlando como si se conociesen de toda la vida.

Cuando llegaron a la fiesta había una gran cantidad de gente esperando que dicho concierto empezase a su hora. Lázaro le dice a Lilith: Mientras buscas a tus amigas yo voy a ver un poco este pabellón que da la impresión que hay miles de personas.

¿Y luego para volver te acordarás de mí?

No te preocupes, ya sabes donde vivo.

Cada uno fue a su bola tratando de encontrar lo que en la mente de cada uno fluía. Después de que pasasen 30 minutos ya no se vieron. Ella trataba de encontrarlo y el dichoso Lázaro no aparecía. Ya se escuchan las voces de que el concierto iba a empezar. Al principio actuaba un grupo musical de blues como teloneros y lo fuerte vendrían después una mezcla de música metálica con blues, country y rock duro. Banderas que ondeaban, carteles, chicas encima de los hombros de chicos, luces de bohemia, todo estaba muy bien orquestado por los que casi nunca se ven y que llevan gran parte del arte de esta obra. Terminan los teloneros llevando una gran ovación y ya cuando pasaban 9 minutos aparecen los astros de esa noche. La gente silbaba, las fans chillaban, lloraban, otras querían autógrafos y Lilith se encontraba en medio de la nada, ya que a sus amigas no las encontró. Y cuando ya habían cantado dos extraordinarios hits, sale el dichoso y apuesto caballero Lázaro, micro en una mano y una armónica en la otra. Por fin lo presentan y Lilith escucha su nombre. Y sin titubear se puso lo más cerca que pudo. El concierto fue maravilloso; público y músicos entablaban armonía por doquier y ya cuando todo el mundo creía que se iban. Aparece de nuevo la banda con Lázaro al frente. Después de dar las gracias a todos los allí presentes, empieza a decir: Hoy tengo que comentar algo importante: Hay una chica en el público que será portada de mi nuevo disco, no importa como la editen o la impriman. Lo que tengo muy claro es que voy a cantar una oda a las mujeres y ella tiene mucho que ver, vamos allá!! y comenzó a cantar:

Hay mujeres que visten como quieren,

Hay mujeres que son muy coquetas,

Hay mujeres que se gustan así mismas,

Hay brasas que aportan frío

Hay mujeres entre asfalto y oasis,

Hay mujeres lozanas y hombres que las adoran,

Hay mujeres avasalladas y sus parejas no las defienden,

Hay opulentos que son muy pobres,

Hay mujeres soñadoras que no desean la rutina,

Hay mujeres de portadas y otras en sus casas aburridas,

Hay amores que matan…

Hay mujeres explotadas como carne de cañón,

Hay mujeres con arte y emperadoras…

Hay besos que anestesian el dolor,

Hay mujeres de todo como en la viña del Señor,

Hay mujeres al fin y al cabo que se divierten entre magia y pasión.

Y así seguía Lázaro hasta el crepúsculo que cruza la noche y llega al alba. Los meridianos y los paralelos vibraban de emoción y cuando ya amanecía y estaban pasando casi las 24 horas. Lo que hoy les cuento forma parte de la historia de un día que Lilith sin saber cómo, decidió ir a pie para encontrar su amor. En los rotativos de ese día aparecía en portada, una mujer sobria, cansada de bailar y extenuada en el salón donde por vez primera ya formaba parte del escenario. Aquí termina una historia real que mucha gente hoy día, todavía quiera que siga como leyenda urbana en vez de buscar soluciones al devenir de situaciones que suceden cada minuto.

 FIN

Quino © 2021
Derechos Reservados