Silogismo de una danza

 

Me encontraba ahí sentado debajo de un árbol viendo volar ciertas hojas que como el viento de una brisa no hacían más que danzar. 

Estaba ahí buscándome en el humo del tabaco, que aunque malo es, y ya hace años que lo dejé;  jamás se separa de mí. 

Las nubes del cielo dibujan  figuras surrealistas y colores vivaces que me dejan en la razón su peculiar ventisca.  Y a lo lejos podía divisar el tumulto de gente y su algarabía que culminaba en una cascada color negra y gris, hombres y mujeres estrictamente vestidos de rutina.  Las ideas se amontonaban por puñados en mi pequeña memoria que hacia relato a lo que ya antes había pensado. No tienes que entenderme, solo escúchame y pon esa canción que tanto le gusta a la danza de la razón.  Tómame de la mano y brinquemos de este asiento que empieza a hacerse predecible,  vámonos a otras tierras y empecemos a hacer lo de siempre...  No preguntes porque el aroma a lirios vienen de las rosas, ni porque estas tienen espinas... solamente suspira siempre mirando al cielo estrellado y claro está, sin perder el paso al compás de la razón.

 

Quino ©
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