Arte y Vida en una biblioteca






Somos la carne
sustanciosa.
Tú y yo irradiados 

bajo una misma lámpara,
somos entes,
marionetas sin hilos. 


¿Acaso estoy condenado
a mirarte siempre?

Iconos,  

pinturas, 
imágenes
 en un museo que se observan 
con ojos callados,  irrespirables
como un desierto
de arena.

¿Acaso me miras o no Lucía?
¿Es mi nombre sólo un rostro?

No.
No es verdad,
me miras tan silenciosa,
con esa exquisitez

que me desnudas.

Cierro el libro,
lo guardo en la vitrina,
no sé qué sucederá...


Quino © 2019 
Derechos Reservados
Imagen de la red.




Comentarios

  1. Hay que hacer que suceda, jajajaja, me paso en la adolescencia, cuando alguien te gusta y deseas cuando menos su mirada.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es. No obstante ambos son necesarios y compatibles. Por eso es tan importante observar y leer entre líneas. Muchas gracias, amigo por leerme y opinar de una manera muy grata. Un abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

SI CREES QUE EL AMOR, DELIRIO Y GOZO DEL ESPÍRITU, SON CARAS DE LA MISMA MONEDA... NO LO DUDES, PASA Y SI NO RECRÉATE. PUEDE QUE EN EL CANTO ESTÉ LA SOLUCIÓN.