Tu beso
fue en mis labios
de un dulzor refrescante.
Sensación de agua viva
y moras tintadas encontré
en tu boca amante...
Lentamente me postré
tendido, somnoliento
bajo la sombra de un sauce.
De repente estábamos jugando
entre luces y sombras;
acariciando tu boca
como un cráter de fuego.
Sentí tus labios percutir
como las gotas de rocío
cautivan las mañanas...
Los meridianos eran paralelos
y los paralelos, meridianos...
Y mi boca acaramelada, susurraba:
- Tengo sed, amada mía.
Repite ese beso insólito
como una perfecta sonrisa
lima la arena y criba la brisa.
Quino © 2018
Derechos Reservados
Imagen de la red.
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