Las rosas se perfuman
con tus besos.
El corazón gime,
grita y se purifica con armonía.
El alma milimétricamente acaricia.
Tus dedos son pura gelatina...
Tus ojos perfilan ese río de agua
lascivo y cristalino
mientras tu cuerpo se moja y baña
en cada recoveco.
Y ya en el hálito de la vida
abrazamos las nubes
en nuestra cima.
Quino ©
Derechos Reservados
Imagen de la red.
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