Moras






Imagen de la red


Vi tu boca niña manchada de moras: todo alrededor de los labios impresiones como celdas de las hojas. Los niños hacen crujir las ramas de los moreros, y el viento sin querer nos llama, o es a nadie, y todo permanece cálido. Tus ojos son los retratos libidinosos de las moras. La carne de tus labios me hizo arder. Ahora soy un punto diminuto en un sol despiadado. Te oigo hablar, intermitente, y pareciera de pronto que mis oídos recuperaran la gracia, para verte: baja la barrera del tren, crecen las ensoñaciones. Cuando me miras la cámara hace clack, y el mundo vuelve a este recuadro por donde pasa, insustancial, el tiempo.



Quino © 
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