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Los sueños son como el vino. Embriagan hasta el punto de perder la cordura, eliminan las inhibiciones del cuerpo y los
tormentos del alma. Son un escape momentáneo a la monotonía del tiempo en
noches estrelladas, con lunas vestidas
de plata. Los sueños son una efímera perspectiva de lo que podría ser y no es;
de eso que se anhela y no se puede tener;
abren las puertas de lo oscuro del ser,
dejando volar libremente los más repugnantes y profundos deseos del alma…
Y se cae en la más oscura depresión, ya que en ese momento, la vida pierde sentido y las noches comienzan
a oler a vino, embriagando la razón en
la densidad de los sentimientos...
Quino©
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