SUTILEZA Y GEMIDOS (Capítulo III)








Fifí y Lázaro estaban de camino al restaurante japonés y pensaron: La verdad es que a mi, amor no me apetece nada cenar. Por qué no vamos a nuestro apartamento? 
-Lázaro la miró y dijo: Bueno, la verdad… pensándole bien. Tienes toda la razón. Estaremos mucho más tranquilos, escuchando música y con mucha más intimidad. Me parece estupendo.
Caminaban juntos, sentían que el amor los invadía y toda era una sucesión de un inmenso deseo. No obstante cuando se internaban en la parte más cercana al apartamento, algo había sucedido. Había una gran cantidad de personas allí merodeando la manzana y Fifí le preguntó a una de ellas:
- Que ocurre aquí?
- No lo sé muy bien. Pero al parecer un joven se tiró por la ventana del edificio y vengo a ver a cubrir la noticia. Dado que soy periodista.
- Gracias, le dijo Fifí. 
- Oye Lázaro. Alguien se lanzo al vacío por la ventana. No te interesa, que pudo pasar?
- Estoy un poco cansado. Pero ante este asunto no lo pongo en duda. Somos humanos y debemos de ayudarnos- Hoy por ti, mañana por mi-.
Se asomaron en medio de la gran masa de gentes que allí permanecían.  Y empezaron a averiguar que las versiones eran muy cambiantes. Lázaro se acercó al individuo que se había lanzado y pudo apreciar que se parecía a él una barbaridad. Que extraño, Fifí, este joven es idéntico a mi.  Ante tal enigma los dos se alteran y hablan uno con el otro. Todo es muy extraño. Unos dicen que no se lanzó sino que apareció como una bola de fuego como si de meteorito se tratase, de repente. Otros que fue atropellado y abandonado por unos gamberros.  La curiosidad por momentos, crecía muy aprisa y convulsionados y con sonrisas estériles, resucitaban palabras sin sentido y dado que querían colaborar. El miedo a Lázaro le invadía y se acercó a su clon cada vez más y pudo apreciar que todavía respiraba pausadamente. Llama a su novia y le dice:
- Oye, Fifí, esta persona es como mi alma y me siento muy extraño. Sé que me quiere decir algo, pero no entiendo nada, no habla nuestro idioma.
Fifí que era traductora de varios idiomas en el Consulting donde trabajaba y asintiendo, le comentó:
- Espera un momento, intentaré de alguna manera y haber si por casualidad puedo enterarme de algo.  Cual no sería la sorpresa que el destino le deparaba que entre murmullos el chico bisbiseaba en un idioma muy peculiar. Pero ella, que dominaba el árabe…
¡¡Lázaro sé lo que dice !!
Tienes ahí un papel y lápiz, vamos a descifrarlo. Fue anotando y el resumen era este:

Renuncié al deseo 
de evitarte
al cruzar la calle,
renuncié al planteamiento
de no imaginarte...
Bebí lento y si respiro
de tus ojos profundos
resbalando mi boca
besé tu nombre, Fifí.

Quino © julio 2014
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