Ella caminaba entre la arena y la brisa…
Poco a poco rocas gigantes se atisban
y una música celestial nos invadía.
A sus pies un centro náutico
emergía del agua como una montaña.
Todo era un espejo mágico
cauces de ríos y cascadas de encanto.
El aroma perfumaba, la tarde se hacía noche
Y al unísono el crepúsculo irradiaba
como punto exotérico y eterno.
Los molinos de viento las aspas movían,
la naturaleza loas de energía musitaba
a través de la tierra, mar y aire
como recodos de sueños y existencia.
Hórreos gallegos en tu subconsciente se sucedían
Como el agua de sal engulle el hálito de la vida…
Y ambos asidos de la mano
nos besamos noche y día.
Joaquín Lourido D.R.A.
No se si nos has llevado a un sueño o nos has conducido a un viaje en el tiempo, pero nos ha parecido breve porque cuando los versos son magníficos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Ester, en este caso las imágenes y los versos van al unísono y siempre es un honor por tu parte de que me leas y aprecies mis trabajos.
EliminarUn fuerte abrazo amiga.
Una preciosidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias Chema por todo.
EliminarUn cálido abrazo.